Cómo mejorar tus hábitos de estudio en cinco pasos
Los hábitos de estudio determinan cuánto estudias, en cuánto tiempo y gastando cuánta energía, es decir, la eficiencia. Para ser un buen estudiante debes tener buenos hábitos de estudio, ya que llega un punto en la enseñanza en la que o los dominas o te acabas hundiendo por el estrés y la ansiedad. En este artículo me gustaría explicarte cómo mejorarlos para llegar a ser un estudiante excelente, pero antes de deberíamos empezar por el principio:
¿Qué es un hábito y qué tipos hay?
Los hábitos son cualquier acción que repites muchas veces por un periodo de tiempo significativo de manera regular, desde tomar café por las mañanas hasta decirle buenas noches a tu familia. Estos se repiten porque te reportan algún beneficio a corto o largo plazo. Pueden ser:
- «Malos«: normalmente te provocan un placer inmediato, pero repercuten negativamente a largo plazo. Por ejemplo, comerse tres kit-kat puede ser muy disfrutable inmediatamente después de comértelos, pero repetido en el tiempo durante años puede generar problemas salud graves.
- «Buenos«: a corto plazo requieren frecuentemente esfuerzo y concentración, pero a la larga son los que determinan el éxito de las personas, ya que sus beneficios están en repetirlos en el tiempo. Es el caso de los hábitos de estudio, puesto que estudiar puede ser muy arduo, pero trae grandes beneficios como buenas notas, una gran cantidad de conocimiento y una mentalidad disciplinada.
- «Neutrales«: Tienen un beneficio inmediato (por eso los repetimos), pero a la larga no afectan en nada. Normalmente son los que implican la supervivencia (sé que si no los hacemos producen problemas, pero aquí hablo de si el hecho de hacerlos es bueno, malo o neutral): ir al baño, levantarse por la mañana o bostezar).
Está claro: tienes que intentar evitar los malos e incluir los buenos en tu vida.
El efecto de los hábitos en la identidad
Los hábitos tienen algo muy curioso, puesto que no solo afectan a los resultados, sino también a la identidad. Los buenos hábitos la van «mejorando» y los malos «empeorando». Antes ya he mencionado un cambio de identidad: que unos buenos hábitos de estudio generan una mentalidad disciplinada, porque no es un resultado concreto o tangible, sino un cambio interno que se mejora cada vez que repites el hábito. En cambio, jugar 5 horas al móvil después del instituto, te convertirá en una persona que procrastina y que no es capaz de concentrarse durante cinco minutos seguidos. Es decir, que a largo plazo los hábitos determinan quién eres, lo que no solo te va a hacer mejor en ese ámbito, sino que te van a hacer mejor en general, porque los cambios de identidad afectan universalmente a todos ellos.
En efecto, eres lo que haces y no lo que dices o piensas. Ser un buen estudiante es una cuestión de identidad, y esta sólo se cambia a través de unos buenos hábitos. No vale con ser inteligente, debes mancharte las manos y estudiar todos los días, sino no llegarás muy lejos. Eso no significa que te mates a estudiar.
Los hábitos son pequeños ladrillos que vas poniendo ordenadamente para construir algo. El problema es que si no eres constante puede ser que una tormenta destruya tu construcción, o simplemente envejezca y deje de ser útil. Por eso, lo más importante de los hábitos no es tanto el esfuerzo en cada repetición, sino repetirlo regularmente por muchos meses o años.
Cómo puedes mejorar tus hábitos de estudio fácilmente
Para los consejos que daré a continuación, me he basado en el libro Hábitos atómicos, de James Clear, uno de los mayores referentes en la construcción de hábitos. En este libro se hablan de los hábitos en general: qué son, para qué siren, cómo optimizar los buenos y deshacerte de los malos y cómo buscar nuevos hábitos. Sin embargo, voy a adaptar el contenido del libro a cómo optimizar un hábito concreto: el estudio. Si quieres leer el libro (cosa que realmente recomiendo por la universalidad de los aprendizajes), te dejo el link para que lo compres al final del artículo. Según él, hay cuatro formas de mejorar un hábito (cada una afecta a una de las fases del ciclo de los hábitos, explicado en el libro), y dentro de cada una hay varias técnicas que podemos utilizar:
1) Hazlo obvio (afecta a la señal):
- Apila tus hábitos: añade el estudio después de un hábito que ya estés haciendo. Por ejemplo, siempre después de hacer ejercicio, estudiarás durante una hora.
- Diseña tu entorno: si puede ser, utiliza una habitación separada para trabajar o estudiar, y si no, utiliza tu mesa y tu silla solamente para eso (asociarás sentarte en frente del escritorio con concentrarte). También aleja de tu entorno distracciones y mantén ese lugar limpio para transmitirte calma.
2) Hazlo atractivo (afecta al deseo):
- Aprovecha las tentaciones: combina un hábito que quieres hacer con el estudio. Así, si quieres escuchar música o ver una serie, antes debes estudiar mínimo una hora. De esta forma tendrás más incentivos para estudiar, porque solo obtendrás la recompensa si estudias. Se puede combinar con el apilamiento de hábitos para que sea más probable que empieces a estudiar: Hábito que ya haces + Estudiar + Hábito que quieres hacer.
- Expande tu círculo social: otra forma es juntarte con gente que admiras por su excelencia y en el que tu hábito deseado (estudiar) es el hábito normal que todo el mundo hace.
- Ritualiza el hábito de estudiar: cada que vayas a estudiar, haz un gesto o una acción que siempre sea igual. Por ejemplo, antes de estudiar, medita cinco minutos, o dibuja un rinoceronte. Si puede ser que ese ritual solo lo hagas antes de estudiar mejor. De esta forma, asociarás el ritual con estar concentrado y cada vez que hagas esa acción, tu concentración aumentará automáticamente.
3) Hazlo fácil (afecta a la respuesta):
- Reduce la fricción: añade o quita elementos que hagan más fácil el estudio. Por ejemplo, puedes preparar tus apuntes y qué vas a hacer para estudiar tiempo antes de estudiar. También ve al baño antes de estudiar y prepara una botella de agua para no tener que perder el foco mientras estudias. Se te hará más fácil empezar y seguir con el hábito porque ahorrarás energía.
4) Hazlo satisfactorio (afecta a la recompensa):
- Añade sensaciones placenteras durante el estudio, como un ambientador que solo enciendas cuando estudies, añadiendo juegos con las palabras y conceptos o haciendo cosas interactivas y creativas.
- Incluye gratificación instantánea: igual que a un perro le damos una chuche cuando hace algo bien, debemos hacer lo mismo con nosotros (pero solo cuando cumplimos) al final del estudio. Por ejemplo, come un bocadillo un juega a un videojuego después de estudiar para poder sentir que ha merecido la pena y estar dispuestos a repetir el hábito para conseguir otra vez la recompensa.
5) Observa tu progreso
Una última forma de mejorar tus hábitos de estudio es controlando tu progreso. De esta manera, puedes ver de forma objetiva si estás cumpliendo tus objetivos o no desde una visión más global. Lo bueno es que este cambio permite que quieras estudiar para cumplir con tu compromiso y además que sea placentero, porque dejarás constancia de que has estudiado.
Hay muchas formas de controlar el progreso: puedes controlar el número de días que estudias, el número de buenas notas que sacas, el número de horas que estudias a la semana… y además puedes hacerlo en una libreta, con una aplicación, o incluso metiendo en un bote una pelotita o clip cada vez que estudias hasta llenarlo.
Yo lo que haría sería establecer un objetivo de estudiar todas las semanas cierto número de horas, por ejemplo, 14 horas. Cada semana que cumpliese con las 14 horas marcaría con un tick en mi aplicación favorita, Notion (de la cuál ya hablaré en futuros artículos), y llevaría una cuenta con el número de semanas en las que cumpliese y en las que no cumpliese. Además añadiría ciertas recompensas: cuando llegase a cinco semanas seguidas estudiando mínimo 14 horas, me compraría el videojuego que me gusta; cuando llegase a 10, las zapatillas que quiero; cuando llegue a 20…
Los hábitos de estudio están muy bien, pero…
Después de este artículo deberías ser capaz de crear unos hábitos de estudio sólidos y sostenibles, con los que puedas estudiar para toda la vida. Ya tienes mucho terreno ganado creándolos, pero aún así, como he dicho antes, es la acción lo que te define como persona. Por eso te animo a que nada más idees tu nuevo hábito, lo pongas a prueba. Y si no te gusta, que lo modifiques y lo vuelvas a intentar.
Cada persona construye sus hábitos de forma diferente dependiendo de su capacidad cognitiva, de sus experiencias e incluso de su carácter. Por eso, no te deberías desanimar si a la primera ves que no puedes estudiar con tu plan actual, porque no significa que no se te dé bien estudiar, sino que tienes que cambiar algo. Además, hay otros factores que influyen en tu calidad de estudio, como las técnicas de estudio que utilizas o la capacidad de concentración que tienes. Como agradecimiento por tu búsqueda de la excelencia, te dejo por aquí mis artículos Las 5 Mejores Técnicas de Estudio y Cómo concentrarse para estudiar.
Ahora sí, te dejo el link del libro del que he sacado la mayoría de aprendizajes de este artículo y muchos más: Hábitos atómicos